14 de agosto de 2013

La tuerca y la frustrada filosofía del desquite





¿Se ha encontrado alguna vez una tuerca en un pan mientras se lo comía? 

Bueno pues a mí me pasó, y mi primera reacción fue metérsela por la cabeza al maldito que casi me rompe el decano de los empastes de mi boca, ese que casi tengo desde que era muy chiquito y que fue provocado por los caramelos y la falta de higiene bucal. 

Era muy pequeña la maldita, casi imperceptible a la lengua, gracias a que en mi esmerada educación me obligaban a masticar bien la comida, fue que la encontré.

Pensé que era harina mal mezclada, no sería la primera vez, luego sospeché que era algún pedazo de tabaco (como vi que salió en una ocasión en la prensa nacional), pero era demasiado dura.

Para mi sorpresa era, efectivamente, una tuerca. No tan negra u oxidada (gracias a Dios…!!!) sino todo lo contrario, aún brillaba de nueva. 

Primer tuve la idea de buscar al responsable, pero luego me puse a pensar, y ahí fue donde jodía mi venganza, al pensar, porque el desquite se hace mejor con la cabeza caliente. 

Inicialmente sospeché de un trabajador enojado con el administrador del lugar al no compartir las ganancias del robo. Luego también supuse que era algún obrero disponible (pero recientemente no he escuchado que el proceso de disponibilidad continúe…), también vino a mi mente que podía ser fruto de un mal mantenimiento de la maquinaria.  

En algún instante incluí en la lista de responsables un sabotaje de los Estados Unidos a la seguridad nacional y el pueblo de Cuba (estamos tan acostumbrados a eso, que no entiendo como no fue lo primero que vino a mi mente…) pero luego pensé, ¿extraían esos cabrones tan organizados como para dirigir sus ataques a algunas personas específicamente? Yo no soy importante, aunque gané un premio nacional de periodismo, pero eso solo aparece en Google.

Definitivamente, mientras caminaba por la casa e iba desechando ideas y “refrescando” la cabeza (no sé por qué no le escribí a Pepe Alejandro y su columna en el diario Juventud Rebelde, se me pasó esa, y ahora es que se me ocurre…) vi una ventana de mi casa, esa que tiene una tablilla rota y que mi mamá hace días me persigue para que arregle, y voilá, la tuerca le vino como anillo al tornillo.

Muerto el perro, se acabó la rabia, ahí murió mi venganza.

4 comentarios:

  1. Pero igual, avisa en la panadería, no sea cosa que algún panadero esté perdiendo un tornillo...

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    1. La Polilla Cubana es un ENORME HONOR que me comentes el blog, es usted una de las personas que más respeto en la blogosfera, gracias.... y sí, al final decidí hacerlo, pero no me dejaron quitarla de la ventana jajaja muchas gracias, de verdad.

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  2. Por esta tuerca y su "feliz" hallazgo, recuerdo que en mi caso he encontrado tres "comestibles" igualmente "inapropiados", dos igualmente "rellenando" un bocadillo y un helado respectivamente, y otro "sazonando" la sopa de un plato. En el primer caso, fue un "hermoso" trozo de estropajo viejo entreverado con las papas,cebollas y huevos fritos que componían el trozo de una típica tortilla española que se entreveraba en un bocadillo, en un bar; en el segundo,un duro ( moneda de cinco pesetas; el dulce me costó sólo tres: salí ganando económicamente, después de todo) enterrada en un helado mantecado que compré a un vendedor ambulante, en un tren; y en eltercero, un buen trozo de uña humana recién cortado, bañándose en la sopa que ya medio me había comido, en un restaurante oriental (No digo nacionalidad, por si determinada personalidad de estos foros se pueda sentir aludida). Y lo peor, ¡QUE TODO ESTO ES CIERTO, REAL Y NO FICCIÓN! Mi estómago fue testigo y víctima principal de tales descubrimientos "gastronómicos".

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    1. terrible la historia.... solo espero que nada de esos "comestibles" hayan llegado a su estómago, gracias por el comentario y por compartir esas historias, que sin dudas nos hacen reflexionar. Gracias

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