Quisiera ser el responsable de tu sueño, mi Venus en llama.
No te confundas, no hablo del arcoíris, los dos vestidos de novios, el “sí” en
el altar o las rosas rojas… No me refiero a nada de eso, en esta ocasión.
Me encanta provocarte tus bostezos, esos ojos entre
abiertos, casi dormidos, esas ojeras que vacilan entre los colores negro y
verde, el cansancio extendido por todo tu cuerpo, ese malestar que provoca
dormir poco, el dolor de tus caderas, de rodillas…
No es que no te quiera. Todo lo contrario.
Quisiera ser el responsable de tu sueño, ese que viene de
tener sexo a toda hora, de la noche intensa, donde cada minuto buscamos los
orgasmos que nos hacen dormir como unos bebés, o del despertar con el asta de
la mañana, esa que crece con cada roce de tus nalgas, y envolvernos en la mezcla
más pura de deseo y mal aliento.
Quiero tu sueño, tanto como quiero tus sueños.
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