Domingo. Mi mamá se levantó temprano. Hizo la cola del mercado, compró garbanzos, dos libras de carne de cerdo, dos libras de tocineta, curry, cebollas, ajo, ajíes, zanahorias, remolachas, dos potes de helado de chocolate y un pequeño cake de cappuccino.
Rescató una vieja receta para preparar un cocido, esos que
llevan ingredientes especiales (caros o poco habituales) pero que desafían la
imaginación y el paladar. ¡Qué no haría mi madre, en su eterno amor, por
complacerme!
Lunes. Amanecí en el baño. Tremenda diarrea, no sé si por ingredientes
que de tan especiales, casi son irreconocibles por mi estómago. ¡Ahí viene otra!
Coño, cómo estoy botando amor materno.
Jajaja, muy bueno, creo que por el atracón de amor materno, a ver si para la próxima invitas a los amigos, así la diarrea toca a menos
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