Ya estoy listo para el fin de año.
Me compré mi calzoncillo amarillo, además de un nuevo
pantalón y camisa, para estar “lindo”.
Fui al mercado, conseguí a buen precio coco que voy a romper
a las 12 de la noche, en la calle. También compré la malanga para hacer los
buñuelos de fin de año.
Hice la última limpieza, esa que se supone sea profunda,
procurando que el agua llegue hasta el último recoveco. Pinté las paredes e
hice como que arreglé algunas cosas…
Reacomodé el reguero de mi armario, boté cuanta basura tenía
guardada porque en algún lejano mes, entre enero y diciembre, pensé que era
importante y que utilizaría más tarde. Como siempre, no fue así.
Llamé y visité a los parientes y amigos, les deseé lo mejor
para el nuevo año, mucha divisa, visa a algunos. Ahora sumé a los nuevos
deseos, el de comprar un carro (ahora sí se puede hacer) y claro está, mejor
conexión (aún muy difícil) y que ETECSA deje de ser tan cabrón…
Por último, hice mi plan para el 2014: ir al médico y ver
unos cuantos asuntitos que voy relegando, convencer a mi Venus en Llamas para
ver si adelantamos la visita de la cigüeña, procurar que mi perra, mi Tula, acabe de tener sus cachorritos,
acabar de incursionar por el pluriempleo… y otros planes más que mejor no
revelo.
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