Me dijo con ojos llorosos.
Yo, pensando que había hecho algo malo, le pregunté: ¿Qué
hice? Perdóname.
Mi mente se aceleraba. Pensaba con qué mujer
había hablado recientemente en la calle.
Recordé el churro que me comí con una
amiga. Hice cálculos, la llamada que recibí y no dije quién era, el sms recibido
de cualquier página web…
En fin nada, no recordaba algo que pudiese motivar esa pregunta.
Pregunté nuevamente: ¿qué hice, por qué estás así? ¿Te
lastimé? ¿Por qué me pides que te abrace?
Ella respondió: nada, es que tengo frío… y todo quedó ahí. /jrlv
Jajaja muy bueno!!! No siempre se necesita un motivo extraño, oculto y malévolo para necesitar un abrazo... Los mejores abrazos son los que nacen porque sí, porque se tienen ganas y punto. Al menos eso pienso ;)
ResponderEliminaryo y mi mente retorcida...
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