Mi Tula ha decidido ser irremediablemente indolente.
Dice que ni el hueso más suculento, el gato del vecino que
disfruta perseguir, y mucho menos el arroz con picadillo de soya que le tengo
guardado, la hacen abandonar ese pequeño reino que ha construido en mi cama,
entre mis sábanas.
Dice que es el cambio climático el motivo de tanta
indolencia. /jrlv
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