27 de mayo de 2015

Reflexiones infantiles: orientación profesional


Los niños, como nadie, tienen la bendita capacidad de ponernos incómodos. Nadie más, con un talento ingenuo e innato, puede hacerlo.

Resulta que en la heladería me topo a una mamá y su pequeña niña, de unos 8 años. El diálogo que reproduzco a continuación, quizás con algunos detalles extraviados, conserva su esencia perturbadora e inquietante.

- Mama, qué diferencia hay entre el CUC y la plata cubana.
- El CUC es para comprar en la “shoping” y la otra es con la que le pagan a tu papá.
- ¿Y cómo se puede comprar CUC pa ir a la “shoping”?
- Se cambia en CADECA.

La niña, con cara de quien estaba dándole vueltas al pastel pa comerse la flor de merengue, siguió preguntando.

- ¿Y cómo yo puedo tener CUC?
- Tienes que trabajar en ETECSA, en la Empresa Eléctrica o de dependienta en una tienda, o puedes tener un novio con plata, músico, que trabaje en un mercado agropecuario o que sea médico y se vaya de misión.
- ¿Y mi papá tiene CUC?
- Él es profesor.
- Y entonces, ¿por qué tú no te buscas un novio con CUC?

La patente de corso


No recuerdo cuando fue la primera vez que me dijeron que tenía problemas ideológicos, pero sí está muy fresca en mi memoria la última ocasión.

Fue en uno de esos intercambios intelectuales –que casi se convierte en duelo de sablazos– cuando dije que el que acepta un cargo administrativo, sin tener deseos o aptitudes, me parecía una actitud cobarde.

Siempre he pensado que es más revolucionario decir NO cuando no se puede, o no se desea – ¿por qué no?–, asumir una responsabilidad, que hacerlo para al final, hacerlo (y valga la redundancia pues la otra palabra sonaría muy fea), muy mal, o de mal agrado, que no es lo mismo y es peor.

Pues la persona en cuestión, por pensar así, me dijo que “ideológicamente tenía problemas y no me identificaba”…. Identificarme con qué? Con la ineptitud maquillada, con aquel ingeniero en energía atómica que de golpe y porrazo “cae” para dirigir una cooperativa agropecuaria, o con el elefante que es seleccionado para protagonizar una danza clásica en medio de un escenario decorado con cristalería?


Yo tengo un sueño… el de vivir en un país donde los logros y méritos profesionales, el llevado, traído e inflado currículum profesional, griten más o hablen más de un profesional, que aspire a un puesto, que tener o no una patente de corso.  

13 de mayo de 2015

Soy de una generación…


Soy de una generación que entrar a la Unión de Jóvenes Comunistas era tan fácil como anotar un nombre en un papelito…

Soy de una generación que estudiabas medicina incluso si desaprobabas las pruebas de ingreso…

Soy de una generación a la que le regalaban las carreras pedagógicas con tal de que alguien enseñara el día de mañana…

Soy de una generación que vio pagar pruebas de ingreso a la enseñanza superior y comprar profesores con sexo…

Soy de una generación que aprendió que con la “lucha” se gana más que con el estudio…

Soy de una generación que recibimos con los brazos abiertos a las jineteras…

Soy de una generación cuyos padres les prohibieron escuchar The Beatles…

Soy de una generación que no habla bajito cuando dice verdades incómodas…

Soy de una generación que aboga por la coexistencia pacífica…

Soy de una generación a la que la historia le parece solo eso, historia…


Entonces, ¿qué se le puede pedir a mi generación?

12 de mayo de 2015

Con la cara entre las manos


Así me quedé yo, aquí va la historia. 

"Santiago de Cuba es la única ciudad del Caribe con tres componentes del Patrimonio de la Humanidad", le comenté al hijo de una amiga, él cursa el preuniversitario, y casi se ríe en mi cara, y me pregunto: ¿Cuánto de "nuestro vino" se enseña REALMENTE, de manera efectiva y no formal, en las escuelas? ¿Cuánto se salen los profesores de lo que está en los libros, para motivar a los alumnos con detalles de nuestra urbe? ¿Conocen los jóvenes santiagueros la ciudad? ¿Quieren conocerla?

Las respuestas son de temer....

2 de mayo de 2015

El parque de mi casa…


El parque de mi casa es particular. 

Es increíble, pero es realmente particular. No está en mi casa, está al lado, y fue heredado como por cinco hijos cuando falleció la dueña. 

Ese terreno es como una vieja puta: ha sido utilizado por todos y también maltratado por todos. Exhibió en toda su extensión las huellas y cicatrices de unos cuantos que han pasado por su vida.

Se convirtió en un solar cuando el incendio arrasó con una casa. Después, devino en meadero municipal, o al menos meadero oficial de los carnavales. Dice mi mamá, que desde cualquier ventana ella podría hacer, en tiempos de carnaval, un análisis estadístico y muy exhaustivo del tamaño de los penes de los hombres santiagueros... 

En él han matado y violado gente, niños han jugado, han vivido locos de la ciudad, una vecina tuvo sexo, homosexuales se han desvestidos, se han enamorado unos cuantos jóvenes, pequeños exploradores han cazado grillos y saltamontes, y por supuesto, está mi perra, ella caga ahí todos los días por la noche.

Ahora es un parque, pero no uno cualquiera, uno de "uso temporal", engalanado solo por el medio milenio de mi Santiago de Cuba... y además un catauro de la sociedad, por ahí desfilan todos esos personajes que solo salen en la noche, con sus extravagancias, atuendos y costumbres...   
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