27 de mayo de 2015

Reflexiones infantiles: orientación profesional


Los niños, como nadie, tienen la bendita capacidad de ponernos incómodos. Nadie más, con un talento ingenuo e innato, puede hacerlo.

Resulta que en la heladería me topo a una mamá y su pequeña niña, de unos 8 años. El diálogo que reproduzco a continuación, quizás con algunos detalles extraviados, conserva su esencia perturbadora e inquietante.

- Mama, qué diferencia hay entre el CUC y la plata cubana.
- El CUC es para comprar en la “shoping” y la otra es con la que le pagan a tu papá.
- ¿Y cómo se puede comprar CUC pa ir a la “shoping”?
- Se cambia en CADECA.

La niña, con cara de quien estaba dándole vueltas al pastel pa comerse la flor de merengue, siguió preguntando.

- ¿Y cómo yo puedo tener CUC?
- Tienes que trabajar en ETECSA, en la Empresa Eléctrica o de dependienta en una tienda, o puedes tener un novio con plata, músico, que trabaje en un mercado agropecuario o que sea médico y se vaya de misión.
- ¿Y mi papá tiene CUC?
- Él es profesor.
- Y entonces, ¿por qué tú no te buscas un novio con CUC?

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