14 de noviembre de 2014

Amor maduro


No sé si fue el día en que me tiraste un peo a la cara. Quizás cuando despertaste a mi lado con el pelo lleno de artilugios, o la ocasión que amaneciste con la braguita cómoda, esa de “estar en casa”, la que tiene un par de huecos.

Puede que haya sido la ocasión que se me olvidó cepillarme los dientes y te di un GRAN beso, o esos días en que mi cuerpo se peló a muerte con la maquinilla de afeitar.


Solo sé que terminamos la etapa de cortejo, ahora disfrutamos de un amor maduro.

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