Donde no da el sol es la parcela de tu cuerpo que más me
gusta. Allí, en ese preciso sitio, escondido por la mezclilla de tu pitusa, se ocultan
tus más sórdidos atractivos.
Está el lunar con forma de corazón, ese que tantas veces he
besado y que te niegas a regalarme.
También está la pequeña mancha blanca, que caprichosamente
decidió ser lampiña…
Están tus nalgas, que no inspirarían una canción de
Buena Fe, pero sí lo hacen con estas líneas confusas, escritas entre el sueño y
el deseo… de que me complazcas y escribas unas pocas palabras sobre los lugares
de mi cuerpo, esos donde el sol, casi nunca acaricia.
Te atreverías?
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