30 de abril de 2015

La hora del recuento


Eran las 3 y 50 am. Lo sé porque a pesar del sueño lo vi bien claro en la pantalla de mi celular.

Presiento que fue antes que llegó el apagón, pero el calor me despertó a esa hora, minutos después cuando sentí la ausencia del aire del ventilador.

Eso pasó ayer, casi a la misma hora, y antier, a las 3 y 54 de la madrugada. Pero también sucedió los dos días que le antecedieron. Tal parece que volvieron los viejos fantasmas de mi niñez...

No sé si es ajuste de la Empresa Eléctrica, una broma macabra y de mal gusto, un hechizo de mi suegra o de la abuela de mi novia, quizás una conspiración del gobierno de entrenar las mente y el cuerpo para que la pereza no se apodere de nosotros este primero de mayo, y que nos impida desfilar.

Solo sé que a esa hora, después de cagarme en los santos, en la madre que me parió y en el panteón yoruba, vinieron a mi mente aquellos que trajeron hasta mi televisor todos los muñequitos rusos.


13 de abril de 2015

Pistas




A pesar de mi “desconecte” habitual de la realidad, las pistas eran demasiado claras: niños corriendo, saltando y gritando… padres atrás, gritando aún más. 

Pequeñas personitas, casi como salidas de una matrioska, en escalera, desafiando el envejecimiento poblacional de Cuba, se portaban en franco irrespeto a cualquier orden social… casi como una prueba irrefutable de la existencia del caos. 

Y aún así, no sabía que era la semana de receso docente en Cuba.

Solo me percaté cuando desde lo lejos, en mi centro de trabajo, en un ambiente amenizado por el ir y venir de una manada desbocada de niños, gritó la recepcionista: “fulanitaaaaaaaa cuando cojoneeeeeeeeee te vas para tu casa”.

4 de abril de 2015

Prejuicios… ¿malditos? prejuicios (I)


Llegaron a la parada con la alegría que caracteriza a la juventud.

En medio de la algarabía, ellas hablaban de marcas, de keratina, extensiones, uñas acrílicas, de la discoteca y la paladar de moda, de viajes a Venezuela y pacotilla, del novio con motor, del celular Samsung de 5 pulgadas…


Malditos prejuicios míos, pero el uniforme de estudiantes de medicina, era lo único que las diferenciaba de las jineteras….

2 de abril de 2015

Extraña similitud entre cubanos y egipcios


Cuentan los libros que los egipcios regían sus vidas según las crecidas de los ríos, y en la actualidad, me parece que los santiagueros hemos adoptado esa costumbre.

Conozco de una directora que abandona la reunión más importante cuando le “ponen” el agua en su casa.

Tengo una amiga que saca cuanto recipiente tenga a su alcance y lo llena del preciado líquido siempre que se asoma la primera gota en el grifo.

También está Leonel, quien asegura que está cruzado con vampiro porque siempre le llega el agua en la madrugada, y a esa hora, a lavar, limpiar, y hasta etc.

En medio de una intensa sequía, el tema del agua se ha vuelto conversación obligada en la familia.

Sé de una donde sus miembros se rotan para “vigiar” la llegada del líquido, también de otra que “planifican y presupuestan” comprar una pipa cada dos semanas, y de una tercera, que de tanto “enterrar” barriles y tanques, dentro de poco su hogar va a ser como una isla flotante maya.


Hay quienes aseguran, incluso, que el agua en el hogar se puede reciclar y reusar…
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