Hace tan solo unos días reverdecí mis esperanzas de que
existe un buen humor cubano, pálido, marchito, escondido en recovecos, pero ahí, sobreviviendo…
Fui al Teatro Heredia a ver un espectáculo de Osvaldo
Doimeadiós. Fui, como quien va a lanzar los dados por última vez, y con ellos,
se juega sus ilusiones.
Y aunque resulta exagerado, no era para menos.
Mis últimas
experiencias con el humor cubano han sido dolorosas (Paladines de la vulgaridad).
Por eso aposté por Doimeadiós, lo iba a convertir en el
último adiós o en el hasta luego.
Quería ver esa infección que hoy corroe el arte de hacer
reír en #Cuba, también había corrompido quien para mí es una de esos artistas
que, de hacer un humor valioso, casi se ha convertido en un disidente, en una
figura que nada contra la corriente, un personaje contracultural (si está bien empleada la palabra...), que se impone a la
banalidad y la vulgaridad.
No soy crítico de arte, pero no hace falta serlo para ver
que aún él (y ojalá y nadie me desmienta...) aún hace un buen arte, ese que te
hace reír no instantáneamente, por no usar fórmulas fáciles, sino que te convierte
en un repetidor de sus chistes, por lo bueno que están, que te permite llevar un niño al teatro o un anciano, y no tener que salir huyendo casi con un infarto...
Gracias Osvaldo Doimeadiós, usted me ha devuelto la
esperanza de que un humor mejor, sí es posible.
Mi humorista preferido, el Doime, de lo mejor de Cuba. A el siempre gracias!!!
ResponderEliminarregresará en mayo, y espero verlo de nuevo
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