4 de agosto de 2014

Adaptación



Desde lo lejos sus intenciones siempre lo delatan. Cada vez que paso por delante de su casa, es como si se repitiese un mismo guión, o una aventura en la televisión cubana, que es lo mismo...

- ¿Tienes un cigarro? Siempre me dice, y siempre le contesto - No fumo.

No importaba cuántas veces camine por delante de él, en cada ocasión se repite la misma conversación:
- ¿Tienes un cigarro? - No fumo.

Una buena vez, sin que nada indicara que algo iba a cambiar, salvo que la pregunta llegó unos pocos metros antes de lo normal: ¿tienes un cigarro? - No, respondí como era habitual. - ¿Y un peso? 

Esa no la vi llegar, parece que el loquito de la calle aprendía nuevos trucos. - Tampoco, me apresuré a responder. Qué se pensaba él, que cada una de las 6 veces que paso por delante de su casa me iba a "tumbar" un peso....

Así estuvimos por un tiempo, en ese rejuego, primero el cigarro y luego el peso. Y yo, negativo a las dos preguntas.

 Otro día, esta vez sin ningún cambio de estrategia,repetimos la misma cronología de palabras -¿Tienes un cigarro? -No - ¿Y un peso? -No.... y casi cuando no lo veía, casi de espaldas, me preguntó - ¿Y un CUC?

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