Existe una calle en Santiago de Cuba que no tiene CDR.
La historia comenzó años atrás, cuando el G-8 fundó un
novedoso y popular movimiento de masas en esa cuadra.
Inicialmente componían el grupo ocho casas de alquiler, que
poco a poco encabezaron una revolución de vecinos.
Al principio lo acusaban de contaminadores de las buenas
costumbres revolucionarias e incitadores de la pérdida de valores de la
juventud. Eso pasó solamente durante algunos meses…
En la actualidad, impulsados por el G-8, se desarrolla en esa calle una verdadera
alternativa de desarrollo local y apoyo vecinal: Fefa, la que tiene la paladar
y alquila un piso entero de su casa, le compra pan y aceite a dos vecinos.
Rolando, con sus varias habitaciones, ofrece empleo a las mujeres de otras dos viviendas,
quienes apoyan en la limpieza y confección de alimentos. Iraida, la antigua
presidenta del CDR, aportó a dos de sus hijos, quienes se encargan del
entretenimiento nocturno de los turistas del G-8…
Después de un tiempo de desarrollo colectivo, el modelo ha
demostrado su sustentabilidad, basado en los productos y servicios de cada
hogar. Al final, se decidió disolver el CDR.
“Ya no hacía falta”, dijo Quiroga, actual encargado de la
vigilancia de las motorinas de los turistas y carros de alquiler. “Yo cuido los
medios automotriz y distribuyo los turistas cuando llegan en los pequeños
ómnibus de Havanatur”…
“Eso sí, seguimos pagando cotizando y celebrando cada 28 de
septiembre, porque las costumbres y las tradiciones, no se pueden perder”,
sentenció Fefa, una de las fundadoras del G-8. /jrlv